El 10 de julio llegamos a Ourense 32 participantes de 1º de Bachillerato y 8 acompañantes. Personas de Galicia, Asturias y Castilla y León comenzábamos un camino hacia Santiago que terminaría el 20 de julio.
Antes de empezar a caminar, disfrutamos de un día en Ourense para conocernos y prepararnos. Hicimos también un alto en el camino para parar y saborear los pasos dados. Y tuvimos también un día al llegar a Santiago para poder releer la experiencia personal y comunitaria de este Camino, mientras disfrutamos del espacio privilegiado que es Roxos.
El Camino de Santiago ha sido un espacio -ningún día el mismo- en el que caminamos mucho, juntos y de la mano. Han sido días en los que hemos podido experimentar el cansancio, el esfuerzo y la superación. También han sido unos días para desconectar de la rutina y conectar con nosotros mismos. En el caminar hacia Santiago hemos podido hacer también un camino hacia nosotros mismos: cómo nos relacionamos, cómo vivimos nuestra vida, cómo entendemos partes profundas de nosotros mismos como el silencio, el servicio, la vocación o la espiritualidad.
Sin duda, han sido unos días preciosos de encuentro y crecimiento, cargados de paradojas maravillosas: llorar y reír, hacernos heridas y curarlas, caminar y parar, salir y llegar, retroceder y avanzar, escuchar y sentirnos escuchados, ayudar y ser ayudados, sostener y ser sostenidos, silencio y ruido, soledad y comunidad. Todas estas experiencias nos han ayudado a tomar consciencia de que lo importante del Camino nunca fue llegar, sino caminar, cada uno haciendo su camino, pero juntos, siempre.
El camino ha sido una experiencia única llena de belleza, reflexión y conexión con uno mismo y los demás. Lo que se vive no se puede explicar con palabras, pero en resumen salí más completa de lo que entre. Solo puedo dar las gracias
Alicia
El camino ha sido una pausa sin descanso, un momento para poder recolocar todas esas cosas que con la rutina se descolocan sin que te des cuenta.
Anthony