Experiencia de Servicio y Comunidad – Salamanca Parroquia
Nuestra experiencia de servicio y comunidad se centra en la parroquia de Lourdes en Salamanca, este lugar se ha convertido en un pilar fundamental de apoyo y solidaridad, promoviendo una serie de actividades de voluntariado que han dejado una huella imborrable en nuestra comunidad.
Hemos tenido la oportunidad de colaborar en cuatro voluntariados significativos, cada uno de ellos ofreciéndonos valiosas lecciones y experiencias enriquecedoras.
Nuestra primera experiencia de voluntariado fue con las Hermanitas de los Pobres, una organización dedicada al cuidado de personas mayores. Aquí, aprendimos la importancia de la empatía y la escucha activa, acompañar a los ancianos. Escuchar sus historias nos hizo comprender el valor de la paciencia y la compañía. Nos sentimos agradecidos por la oportunidad de brindar alegría y recibir a cambio sabiduría y gratitud, lo que nos enseñó el verdadero significado del respeto hacía nuestros mayores.
En el Comedor de los Pobres, tuvimos el privilegio de servir comidas a personas en situación de vulnerabilidad. Este voluntariado nos enseñó sobre la dignidad y el respeto, independientemente de las circunstancias de cada individuo. Estamos agradecidos por haber aprendido a valorar lo que tenemos y a compartirlo con quienes más lo necesitan.
En Ranquines, trabajamos con personas que padecen enfermedades mentales. Esta experiencia nos sensibilizó sobre los desafíos que enfrentan diariamente y nos enseñó la importancia de la inclusión y el apoyo emocional. Agradecemos profundamente la oportunidad de haber sido parte de un espacio donde la compasión y el entendimiento son fundamentales.
Finalmente, nuestra colaboración con Aviva, una organización que apoya a personas con discapacidad, nos permitió comprender el valor de la diversidad y la inclusión. Participar en actividades con personas con diferentes capacidades nos mostró que todos tenemos algo valioso que aportar. Estamos agradecidos por la lección de resiliencia y por la alegría compartida en cada sonrisa y logro alcanzado.
Cada una de estas experiencias nos ha dejado una profunda gratitud y un compromiso renovado con nuestra comunidad. Hemos aprendido que el servicio no solo ayuda a quienes lo reciben, sino que también transforma a quienes lo brindan, enriqueciéndonos como seres humanos y fortaleciendo los lazos que nos unen.
Agradecemos a MarCha por permitirnos vivir esta experiencia y esperamos seguir creciendo y aprendiendo juntos.