FUTHARK 2024
Del 15 al 21 de julio, tuve de nuevo la oportunidad de participar en un campamento de verano MarCha, esta vez en São Macário, sobre el tema FUTHARK. Había unos 30 participantes. Nos dividimos en 6 tribus (grupos) para facilitar algunas actividades y momentos de compartir.
Durante toda la semana estuvimos acompañados por seis animadores, que nos guiaron en las actividades a lo largo de los días; por el Hermano Leal y el Hermano Quintas, que nos ayudaron con la logística; y por la Sra. Isabel, que se encargó de prepararnos todas las comidas. Todos estuvieron muy atentos.
El primer día todos estábamos muy tímidos, pero a medida que avanzaba el campamento nos fuimos soltando y relacionándonos cada vez más con gente nueva, haciendo amigos para toda la vida. Los animadores fueron muy importantes en este proceso, ya que siempre nos hicieron sentir como en casa.
Cada día se organizaba más o menos de la misma manera: por la mañana «Extiende tus alas», actividad previa al desayuno en la que tomábamos conciencia de nosotros mismos, de los demás y donde se nos presentaba una runa, cada una con un significado que se iría trabajando a lo largo del día. Después del desayuno, teníamos las actividades de la mañana. Después de comer, las tardes eran siempre muy divertidas, hicimos piragüismo, juegos acuáticos en los que desarrollábamos o mejorábamos el trabajo en equipo. También hicimos una excursión a la Serra de S. Macário, los talleres rotativos y mucho más. Y, por supuesto, siempre había tiempo para un chapuzón en la piscina. Por la noche, «Creciendo raíces», un tiempo personal para que reflexionásemos un poco sobre nosotros mismos y nuestras relaciones con los demás. Después de cenar, siempre tuvimos algún tipo de juego o dinámica. Por último, la «Celebración del fuego», una reflexión conjunta sobre los momentos vividos durante el día. Después de todas las comidas, realizábamos tareas repartidas entre las tribus, para que esa semana nuestra casa se convirtiera en un lugar limpio, organizado y agradable para vivir en comunidad.
El último día fue un poco diferente porque nos centramos en la preparación de la Eucaristía.
Durante este campamento me sentí como en casa. Aprendí a tratar con personas muy diferentes a mí, a escuchar y a afrontar algunos miedos. Fue una semana de autoconocimiento y descubrimiento.
Como siempre, un espacio seguro para ser quienes somos.