Tras casi un año y medio sin poder hacerlo, comenzamos una nueva etapa justo en el momento que en necesitaba respirar. Risas, lágrimas, escucha, frustración, sensaciones, libertad, acompañamiento, silencio, interés, altruismo, familia, humanidad, dejarse ser. Son algunas de las emociones y adjetivos que podrían resumir lo que han sido estos días con vosotros.
Entrar para volver a salir. Salir mucho más fuertes, conociéndonos un poquito más, aceptándonos y tendiendo la mano al otro. Creo que este es uno de los mensajes más potentes que nos dejó Jesús, y hoy somos nosotros quien lo ponemos en práctica. Agradecimiento se queda corto y ahora vuelta a casa, después de haber vivido unos días en el hogar, me hace recapacitar sobre a dónde voy.
Sin ninguna duda miro hacia el horizonte, rodeada de gente que no juzga y que me apoya. Rodeada de ternura y vulnerabilidad, con la sensación y certeza que lo que esté por llegar lo tomaré en mis manos y a caminar.
María Rincón
MarCha Inmaculada