Cierto es que estos encuentros son impresionantes: En un momento nos estamos riendo, en otro conociendo a personas nuevas y, de pronto, acariciando con nuestros oídos lo que comparten los demás que, como nosotros, tienen miedos, angustias y corazones en mil pedazos…
En esta burbuja de amor que es MarCha, somos invitados a esparcir esos miles de pedazos en las manos de otros, a cerrar los ojos, a confiar y, por fin, a sentir que todo está bien. Con calma y consciencia volvemos a respirar y a mirar a nuestro YO con más ternura, consideración y respeto.
Estos días fuimos invadidos por una ola de abrazos. Ay los abrazos… nos hacían falta, hacían falta desde hace mucho tiempo. Y estos que son dados con los brazos, pero que entrelazan los corazones con cada respiración. Solo Dios, y algunos más, saben lo bien que sentimos que esta es nuestra casa.
Sobre Horizonte puedo decir que es permitirnos. Y ser conscientes. Con miedos y sin miedo de tenerlos. Es respirar hondo, con los ojos cerrados de dentro hacia el horizonte.
Mariana Lima, MarCha Vouzela
‘Volver a casa’. Lo escuchamos en muchos contextos de nuestra vida: volver a casa por Navidad, volver a casa después de un largo viaje, volver a casa después del trabajo …y cada uno de nosotros le damos forma a esa ‘casa’. A ese espacio seguro donde sentimos que nadie ni nada podrá hacernos daño. La seguridad de que en ese lugar acogedor todo irá bien. La confianza plena de saber que podremos estar en paz, aunque si quiera lo hayamos pedido.
Una paz que no se puede expresar con palabras. No hay texto válido para que yo, aquí presente, sea capaz de darle sentido a una emoción y a un sentimiento que solo tú puedes percibir. Sea como fuere, es posible que ya estés visualizando esa vuelta a casa. El reencuentro que esperamos impacientes para estar al servicio de los demás y, especialmente, para estar al servicio de uno mismo, que buena falta hace entre los diferentes ritmos de vida que vivimos.
Cuatro días para volver a escuchar al niño pequeño que todos llevamos dentro. Para permitirnos el lujo de sabernos Amar. Amar bien.
La vida, que es caprichosa y no se da por vencida, trajo a Julia a este encuentro para mostrarnos el Amor en su estado más puro. (No, Víctor y Nerea solo pusieron el transporte para que ella llegase hasta nosotros).
Y así, todos fuimos viendo a Julia en los ojos del otro. Una Julia ya bien curtida de experiencias que ahora nosotros compartimos, escuchamos, acogemos y sentimos en nuestros corazones. Desde el respeto, la confianza y la plena seguridad de que nos atrevemos a regalarnos el momento. De perdonarnos si un día nos lastimamos y de decir sin miedo que somos dueños de nuestra propia revolución.
Una revolución que, ¡spoiler!, ya advirtió Jesús hace tiempo, aunque nos empeñemos en olvidarlo de vez en cuando. Hoy seguimos juntos ese mismo camino y miramos al horizonte disfrutando del “aquí y ahora” para esparcir todo el Amor que llevamos dentro.
Sara Rincón, MarCha Inmaculada