Estar en Horizonte es crecer en dimensiones que pueden ser incómodas y continuar a mirar para dentro, donde nos cuesta, donde nos entendemos mejor a nosotros mismos y donde compartiendo curamos lo que es necesario.
Este fin de semana fue tiempo de profundizar en el mundo afectivo-sexual con diálogo, dinámicas corporales y meditación.
Aprendí que todos somos diferentes en estas dimensiones y necesitamos ser amados y abrazados de forma distinta, pero todos precisamos de mimo o manifestaciones de ternura.
Somos sagrados, cuerpo y alma, por tanto debemos continuar cuidándonos y cuidar nuestras heridas.
En la celebración final se repitió una y otra vez que MarCha, casa hecha del amor de mucha gente, es lugar de seguridad, acogida, aceptación, confort y amor fraterno.
Sigo viendo en cada rostro la ternura de Jesús y en cada gesto su cariño.
¡Seguimos soñando con los ojos puestos en Champagnat!
Madalena Duarte, MarCha Lisboa