Dedicamos los dos primeros días a recorrer nuestro pasado viendo de dónde venimos y por dónde. Continuamos avanzando por el presente y preguntándonos dónde nos alojamos y con quién. Por último, nos enfocamos e imaginamos nuestro futuro haciéndonos conscientes hacia dónde miramos y desde dónde lo hacemos.
Han sido días de mirar con ojos de ese niño interior que tenemos y muchas veces le olvidamos, pero también hemos sido capaces de mirar dentro de nosotros quiénes somos y qué camino queremos recorrer en esta nueva etapa que empieza.
Recordaremos las risas, los lloros, las conversaciones de corazón a corazón, los grupos pequeños, los momentos musicales, los tiempos personales, el silencio y las muestras de cariño en tiempos de COVID.
Aunque no haya sido un campamento como lo conocíamos antes, nos ha servido para reconectar con MarCha y con esa parte tan importante que ocupa en nuestras vidas.
Gracias por apostar y confiar en nosotros, por lanzaros a la piscina en todo lo que se os proponía y por atreveros a continuar creciendo como personas. ¡Nos vemos en el Camino!