Otra capacidad que trabajamos en MarCha es el desarrollo de la Interioridad, o sea, el despertar de cada persona a la vida interior que hunde sus raíces en la Vida de Dios. Crecer en interioridad supone practicar la capacidad de escucha profunda: del propio cuerpo, emociones y pensamientos; de los ecos y preguntas que dejan en cada uno los acontecimientos y las relaciones; de la realidad más honda de la persona. Supone también aprender a disfrutar de la serenidad, del silencio y de la soledad, y adquirir las herramientas necesarias para compartir la riqueza del mundo interior.