El silencio. Entendemos que es en el silencio donde la persona puede escuchar su interior con serenidad. Ofrecer a los jóvenes estos tiempos favorece que acojan la soledad, reconozcan aquellos ecos que su SER susurra, aprendan a estar solos físicamente y se acostumbren a buscar esos tiempos donde “pararse” y “escucharse”.

La comunicación. Reconocemos que es en el compartir con el otro donde creamos nuestra imagen personal, desarrollamos la autoestima y nos vamos comprendiendo a nosotros mismos, ante los ecos y las experiencias de los demás.